Mira, mira, mira qué maravilla de receta te traigo hoy, cocinicas. Un plato que además me hace mucha ilusión presentarte por partida doble. Primero, porque le tengo un cariño especial ya que lo solíamos comer en familia en casa de mis abuelos, entonces lo tengo relacionado con muy buenos momentos y esas cositas siempre le dan un punto extra a la hora de prepararlas. Y en segundo lugar, porque así participo en el Reto Tus Recetas del mes de noviembre, ya que el ingrediente con el que había que cocinar esta vez era el bacalao congelado. ¡Pues dicho y hecho! La verdad, no sé cómo no tenía esta ricura antes por aquí, con lo bueno que está y lo sencillo que es de preparar. ¡Dificultad cero, así que también quiero cero excusas, cocinicas! El bacalao es un pescado muy versátil, que admite mil preparaciones a cada cual más rica. A mí me encanta y en casa lo preparamos bastante, ya te dejé por aquí recetas como los buñuelos de bacalao o el bacalao gratinado con patatas y cebolla. Hoy tenemos un bacalao con tomate con una salsita irresistible que pide mojar pan a gritos. Además, que los platos prácticamente se quedan ya limpios, cocinicas. Si es que son todo ventajas…
Descongela los lomos de bacalao y seca con papel absorbente toda el agua que puedas. Calienta un par de dedos de aceite de oliva en una sartén. Sala un poco el bacalao, enharínalo quitando el exceso y fríelo en el aceite bien caliente, primero por la parte de la piel. Cuando el bacalao esté dorado, lo sacas de la sartén y lo dejas reposar en una fuente cubierta con papel absorbente. Pica muy pequeño el ajo y la cebolla. Calienta en una tartera un par de cucharadas del aceite donde freíste el pescado y pocha a fuego medio el ajo y la cebolla unos 10 minutos. Cuando esté bien pochado, añade el tomate, sal, pimienta y el azúcar. Deja que se cocine todo junto a fuego medio bajo unos 20 minutos. Mejor con la tapadera puesta para evitar salpicaduras, pero dejado margen que salga el vapor. Una vez trascurrido ese tiempo, añade el bacalao frito con la piel hacia abajo a la salsa de tomate, mueve la tartera que se impregne bien de salsa y deja que se cocine todo junto unos 10 minutos. La verdad, cocinicas, que la próxima que lo cocine prepararé el doble o el triple de cantidad. ¿Por qué? Pues muy sencillo: te cuesta prácticamente el mismo esfuerzo, se conserva bien un par de días en el frigorífico y congela estupendamente. Yo te aviso, por si te apuntas a la idea. Luego ya haces lo que quieras. Si ves que los lomos de bacalao son muy grandes, puedes cortarlos en dos para tener trozos más manejables, pero no deberías tener gran problema. Y cuidadito a la hora de comer, que probablemente no haya ninguna raspa, pero alguna se puede escapar y luego vas a urgencias que pareces un gato con una bola de pelo. Mucho ojito, cocinicas… Si te apetece, puedes darles más sabor a la salsa picando un par de pimientos en el sofrito, añadir un toque picantito con una guindilla, aumentar la proporción de tomate si quieres más salsa… Yo te doy la receta y tú ya la vas puliendo a tu gusto, que es como más contento te la vas a comer. Bacalao con tomate
Ingredientes
Pasos
Sugerencias y comentarios
Mira que plato de pescado más apañadico tienes en un rato. Si te buscas una buena barra de pan para mojar la salsa, tienes la comida resuelta. ¡A disfrutar! Ya sabes que tienes las puertas abiertas del Instagram y del Facebook de Fresas y Aceite para comentar lo que te apetezca. Y si tienes antojo especial de alguna receta, no tienes más que pedirlo.
¡Hasta pronto, cocinicas!
1 comentario
MCarmen
2024-12-01, 16:07Un clásico que nunca pasa.Felicidades